Los cuatro hablábamos. Él empezó a contar una anécdota. A nosotros nos tocó el turno de escuchar. Sus ojos se posaban alternativamente sobre cada uno. Le miro a los ojos y mantengo la mirada. Le miro como miro cuando llevo las lentillas: sin pestañear.
Quiero captar discretamente su atención. Le hago una radiografía de cuerpo completo con mis rayos X caseros. Intento introducirme en su mente.
Mi única neurona no da abasto, así que dejo de prestar atención a sus palabras. Concentrada sólo en mirarle. La chica se ríe: él ha dicho algo gracioso, supongo. La imito, para disimular; pero el sonido que sale de mi garganta se asemeja pobremente a una carcajada. Afortunadamente, nadie se percata de que mis oídos se ha ido de vacaciones durante un ratillo.
Sus ojos oscuros empiezan a pasar más tiempo conmigo que con el resto, hasta ser yo la única que goza del ese privilegio. Perfecto.
O no.
No sé si me mira porque, efectivamente, he captado su atención; porque parece que soy la única que le escucha o porque cualquiera estaría alerta ante una desquiciada que te observa ininterrumpidamente y cuyos ojos parece que se le van a salir de abiertos que los tiene.
Al poco tiempo, se fue.
Quizá me concentré demasiado.
4 comentarios:
"Le miro a los ojos y mantengo la mirada. Le miro como miro cuando llevo las lentillas: sin pestañear. "
Por una regla de tres, yo no pestañeo nunca!!!!no puedo ser ni una puta muñeca de esas que cierran los ojos cuando se tumban!
aaaaaaaaaaaaaaaa!
jajaajjaajajajjajja
¿Quién? ¡¿Quién?!
MUA!!! Fins el dilluns!!!
jinmvur
Nos iremos de fieeeeeeeeeeestaaaaaaaaaa.
Algún día... Pepepepero, ¿¡QUÉ DIGO?!
¡Que segundo es segundo Cris!
Acción ¡ACCIÓN!
MUAAA!
mumuafg (qué me dices de la verificación que me ha salidoooo)
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