viernes, 6 de marzo de 2009
A callarse, hosstie!!
Crees no escuchar nada, creemos conocer el silencio, ¡quieto ahí! Un leve (o no tan leve) murmullo invade nuestros tímpanos, que a fuerza de escucharlo a todas horas dejan de detectarlo. Vamos, lo mismo que cuando estás tan tranquilo en tu habitación, entra tu madre y cae redonda en el suelo: justo antes de desmayarse logrará soltar un susurro ininteligible que dirá: “aquí huele a humanidad”.
Parece ser que el homo sapiens sapiens ha desarrollado, no una facultad, sino una obligación por hablar.
Hablar del calor, del late night que no pudiste ver anoche, de lo mayor que está la hija del cuñado… No importa de qué, la cuestión es hablar.
Tenemos la obligación de tejer una malla verbal. Cada palabra se entrelaza con las del interlocutor. Y debes tejer. No importa el estampado que se crea: descolorido, resistente, multicolor… Si dejas de tejer, dejas un horrendo agujero en la tela. Nadie quiere una tela agujereada.
El torrente continuo de palabras me satura. Y lo mucho, cansa. ¿Es que el silencio no se va a poner de moda nunca?
lunes, 9 de febrero de 2009
yes very well thank you
Señalaba emocionada edificios inmensos de tinte clásico con dificultad (sí, volví a perder los guantes, para variar ¿qué pasa?). Con una mirada a la persona adecuada pude conseguir unos guantes que disminuyeran ligeramente el entumecimiento. Supongo que hubiera sido más fácil comprarme unos, pero me negué rotundamente a darles mis libras (wiiiiiiiii) a unos indios atosigadores y cansinos a morir.
- No! Cansino!!! Ya no me gusta tu gorro! Me lo iba a comprar, pero has conseguido ponerme de los nervios! Cansiiiino! - le dije.
…
Bueno, vale, no se lo dije… pero me hubiera quedado muy a gusto!
También podía haber sonreído con mi sonrisa encandiladora y tendría 20 guantes a mi disposición, pero que yo sepa nadie goza de visión de rayos X, y yo no estaba dispuesta a apartar de mi cara la bufanda (¡Bendita bufanda! ¿Qué hubiera sido de mí sin ti?). Además, no es que me apetezca que vean que Rudolf existe…
El viento helado y yo tuvimos una larga conversación, me dio a entender que el indio ese no era tan cansino, y que ahora podría tener unos cálidos guantes donde resguardar mis dedos enrojecidos. “Ahora te jodes” me dijo.
El frío hiriente, la bufanda humedecida por mi aliento, las manos agarrotadas, los pies/pantalones/calcetines mojados se vieron eclipsados por un blanco radiante. Un blanco envolvente, un blanco delicado… nieveeeeeeeeeee!!!!uuuuuhuuuuu!!!! Haciendo alarde de mi madurez natural, me puse a dar bolazos de nieve a discreción, ¿manos entumecidas? ¿Qué es eso?
Y nevaba!
Y nevaba
Y nevaba...
Nevaba…
...
Maldita nieve!!!!! No puedo ver bien porque se me mete en los ojos, tengo los pies helados! Tengo frío y estoy cansada! Quiero irme a mi casaaaaa
miércoles, 29 de octubre de 2008
My eyes opened
Dicen que nada permanece, que todo cambia.
Es tan cierto…
Hace un tiempo, oí unas palabras que hubiera preferido no oír. No por las palabras en sí, sino por la boca de la que procedían. Es una chorrada impresionante, pero a la vez no.
- Bueno, la canción está chula, pero está un poco desfasadilla, ¿no? – ZAS! En toda la boca! Noté la bofetada aunque sus manos siguieran pegadas al volante.
- Miré por la ventanilla mientras la canción sonaba. Y pensé.
¿¡¿¡Perdón?!?!?!
¡¿Soy amiga de un chico cuyos gustos dependen de lo que las discográficas dictan?! ¿Sus gustos no son propios? Si una canción te gusta, ¡te gusta, joder! Que sí, que los gustos cambian, ¿pero en 1 ó 2 meses? Bailar hasta tener agujetas, ¿¿¿y ahora le parece “desfasadilla”??? ¡¡¡Pues a mí me gustan canciones de hace 20 o 30 años!!! ¿¿¿Te parece desfasado eso???
Me doy cuenta de que he compartido mucho tiempo con el tipo de gente a la que he criticado en cantidades industriales… No le había visto bien, me alejé un poco: zapatos acabados en punta, lametazo de vaca, gafas de sol tipo garrulo…
No digo que no tenga personalidad; de hecho, la tiene, y bastante fuerte. Pero… ya no le veo de la misma manera… O más bien, ya no le veo. Quizá sus gustos para la música no son los únicos que varían de la noche a la mañana.
domingo, 19 de octubre de 2008
jueves, 16 de octubre de 2008
¿Tiene usted batidora? Sí / No
Lunes.
17.30 h.
La explicación a este derroche de euforia era la esperada visita al centro de tercera edad “Ayquemedueleelmenisco”. Llegamos al edificio y miramos, satisfechos, la placa con el nombre del centro antes de entrar. Subimos las escaleras con ánimo, deseosos de visitar a nuestros queridos amigos de piel colgante, como los buenos samaritanos que somos.
Ansiábamos saber qué es de su vida, que cómo está la batidora y que si la usan mucho (no lo preguntamos porque tengamos que diseñar una batidora, sino por simple interés, porque nos preocupamos por todos, incluso las batidoras, ¡no seáis malpensados!). Llevábamos hasta dos cámaras y una grabadora para que quedase constancia de tan memorable encuentro. Estábamos a las puertas de una sala donde nos aguardaban los vejetes, veíamos ya la ilusión de sus miradas en nuestra mente.
Las puertas se abrieron y entramos.
- ¡¡Hola, buenas tardes!! Somos estudiantes de diseño y queríamos hacerles unas preguntas sobre su batidora, por si las batidoras que usan aquí no trocean todos los tropezones y se les quedan enganchados en la dentadura.
- ¡Oh, pues muy bien, cariño! Yo te contaré...
Esa fue una de las pocas almas cándidas que quiso disfrutar de nuestra compañía.
- ¡Hola! Somos estudiantes de diseño, y queríamos saber bla bla bla
- Lo siento, monina, que estamos jugando un campeonato de cartas y no podemos dejarlo ahora.
-… Bueno, pues gracias, ¿eh? – sonrisa forzadísima, en ese mometo supe lo que sienten los del Círculo de Lectores.
Las que contestaban esto aún eran algo diplomáticas: Vi como una vieja loca le tiraba la baraja a una compañera en todas las narices, dejándola inconsciente y prácticamente desangrándose. La vieja se cachondeaba (la dentadura se le despegó de la risa que llevaba encima).
Después de aquello, nos dimos cuenta de que puede que no fuésemos tan bien recibidos como creíamos. Así que cogimos nuestras cosas y nos largamos de allí antes de que nos lanzaran fichas de parchís asesinas.
Pero esto no quedará así, no… ¡ni mucho menos! ¡Que tenemos grabada la terrible agresión de la demente esa! ¡Toooooooma denuncia! ¡JA! ¡Que les den! ¡Que les visite su perro!
NOTA: Para que os hagáis una idea de las viejitas afables, esta es una fotografía de los hechos.
lunes, 6 de octubre de 2008
¡EXCLUSIVA!
CIENTÍFICOS DESCUBREN FÓRMULA PARA IR ATRÁS EN EL TIEMPO
Los hechos se sitúan en una ciudad de la costa levantina. Los científicos, de procedencia alemana, usaron a una voluntaria universitaria de 19 años que, por no estudiar, se prestó al experimento.
Lograron que una mente absolutamente brillante y de un ingenio prodigioso (ejem) se comportara como una infantil niña de 12 años.
Tras ingentes cantidades de dinero invertidas en el proyecto, se llegó a la conclusión de que el factor desencadenante de tan asombroso comportamiento es un chico simpático, de risa fácil, sonrisa deslumbrante y mirada celestial.
Los científicos soltaron a la universitaria (le soltaron de la jaula, sí) y la dejaron campar a sus anchas. La chica, sumergida en sus apuntes de bioquímica térmica cuántica monofásica, deambulaba sin rumbo fijo. El chico le saludó, pillándola desprevenida.
El cerebro de la joven se colapsó, las neuronas no podían procesar toda la divina información que las retinas les transmitían. El sistema circulatorio se aceleró. El sistema locomotor también se aceleró, provocando titubeos y risa nerviosa. A cada comentario del chico, la cobaya respondía con una parrafada de palabras ininteligibles, aparte de que la lengua giraba loca, espasmódicamente. Se retorcía un tirabuzón, nerviosa, dibujando círculos con el pie. Lo miraba embobada, indefensa ante el profundo océano en el que estaba sumergida. Lo dicho, como una ingenua niña de 12 años…
Pero toda experiencia científica tiene efectos secundarios y ésta no iba a ser menos:
Tras haber finalizado la conversación, la chica, con su histérica felicidad, estaba tan ocupada saltando como una loca que casi la atropella un coche.
Advertencia:
Los efectos secundarios (reír cualquier gracia que no haga gracia, sonreír a todo lo que se mueva, correr y saltar sin motivo aparente, mirada ausente, ¡¡¡comportarse como una maldita niñaaaaaa!!!) duran, aproximadamente, 7 horas.
Tras el exitoso experimento, los teutones de bata blanca han recibido un prestigioso premio. A la voluntaria le han convalidado todas las asignaturas y ha sido convocada para más pruebas de índole similar.
Disculpen la falta de objetividad, pero… ¡qué ojos! No se me ocurre mejor definición que "Deep Blue Sea".
sábado, 27 de septiembre de 2008
¡Gracias! ¿Para mí?
Una fila de regalos le esperaban, cuidadosamente colocados sobre la mesa. El sol parecía ser cómplice de la sorpresa filtrando su luz a través de la ventana, haciéndole despertar. Bajó las escaleras pesadamente. Y los vio.
Sólo podía escoger uno de ellos. Al menos, de momento.
Algunos estaban envueltos en papel de atractivos colores. Ignorantes, desean fervientemente ser abiertos para mostrar su decepcionante interior.
Otros, de papel más discreto, sencillamente no esperan ser abiertos.
Otros, de papel de segunda mano arrugado, están orgullosos de ver un cambio en la expresión del que recibe el regalo. En su interior guardan un gran regalo. Y los ojos que lo contemplen brillarán por haber recibido algo de gran valor.
Otros, también llamativos, son conscientes de lo que contienen. No quieren ser abiertos porque no hay nada peor que ver unos ojos que pasan de transmitir ansiosa ilusión a mostrar una triste decepción.
Lo difícil es elegir el regalo adecuado.